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Justicia y Arte.


El arte constituye, sin duda, un elemento imprescindible de disfrute, de deleite. Y por supuesto, entendido como la manifestación de la actividad humana que, haciendo uso de recursos de distinta naturaleza, como sonoros, plásticos o lingüísticos, interpreta lo real o plasma lo imaginado, es también un vehículo de expresión. Es por ello que el arte, que ha impregnado de belleza, de leyenda y de realidad prácticamente todas las etapas de la historia, mantiene un estrecho vínculo con otras muchas disciplinas y ramas del conocimiento.

En la conferencia El Derecho y sus relaciones con el Arte pronunciada en 1993, el profesor emérito de Derecho Procesal de la UNED Manuel Gallego aseguraba que hay en la vida del Derecho «aspectos y momentos de insuperable belleza» mismo modo que en las producciones artísticas se encuentra «el sentido de una ley y de una finalidad que se impone a los mismos que imaginan el arte como narcótico o un juego». Incluso, dando un paso más, consideraba que el Derecho puede aparecerse como una obra de arte, mientras que esta podría despertar «la representación de un código ideal de justicia».

Lo que es evidente es que el arte, en concreto la pintura, ha encontrado en el mundo del Derecho, en sus manifestaciones y prácticas, una fuente de inspiración y un motivo de expresión. Así lo ponen de manifiesto algunas obras imprescindibles de la historia de la pintura comoEl juicio final, de Miguel Ángel, un enorme fresco de 13,70 por 12,20 metros ubicado en el ábside de la famosa Capilla Sixtina e inspirado en el Apocalipsis de San Juan que luce en este especialísimo lugar desde 1541. En aquel año, la pintura suscitó grandes controversias por la numerosa representación de figuras desnudas en un lugar sagrado. No obstante, esta no es la única representación del episodio narrado por San Juan, pero sí una de las más famosas.

juicio final

Es también de justicia, nunca mejor dicho, mencionar El juicio de París, del que el Museo del Prado tiene en su catálogo al menos dos obras firmadas por Rubens, aunque separadas por tres décadas. No obstante, fueron más las ocasiones en las que el artista de Westfalia acudió a este tema por las posibilidades que le brindaba para abordar el ideal de belleza femenino. Según explica la pinacoteca española, la historia de este célebre juicio se remonta a las bodas de Tetis y Peleo, narrada en las Fábulas de Higinio, aunque fue Ovidio quien describió el juicio en las Heroidas.

juicio Paris

¿Y quién no conoce el famoso juicio de Salomón? Son también numerosas las pinturas protagonizadas por este episodio del Antiguo Testamento en el que dos madres se presentan ante el rey Salomón con dos niños, uno de ellos muerto, por lo que ambas decían ser la madre del vivo. Fue la decisión del rey de ordenar que dividieran en dos al niño vivo para darle una mitad a cada una la que le permitió conocer la verdad: su madre legítima renunció a él. Una de las tablas más conocidas sobre este famoso juicio es la firmada, hacia 1665, por Luca Giordano que luce en el Museo Thyssen.

juicio Salomón

Decía también Manuel Gallego en aquella conferencia que Derecho y Arte —Justicia y Belleza— no solo ordenan el mundo, sino lo enriquecen «a través de sus normas buscando Justicia en las relaciones humanas y Belleza como esplendor del orden creado».

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